sábado, 13 de enero de 2018

Una buena temporada para ver picogordos / Hawfinch / Grosbec casse-noyaux

Picogordo sobre una tuya (Thuja sp.) en el parque José Antonio Labordeta (Zaragoza), 06/12/17
A lo largo del otoño de 2017 fuimos muchos los aficionados a las aves que nos vimos gratamente sorprendidos por una presencia de picogordos (Coccothraustes coccothraustes) muy superior a la habitual en años "normales" en gran parte de España. Este fenómeno se ha observado también en otros países del occidente de Europa como Gran Bretaña o Francia.
Como cabe esperar por su nombre, lo más definitorio de esta especie es su pico extraordinariamente grueso y fuerte con el que es capaz de fracturar huesos tan duros como los de las cerezas. Con esta poderosa herramienta es capaz de consumir una gran variedad de semillas y frutos de árboles y arbustos, incluyendo los de majuelos, sabinas, enebros, almeces, hayas, avellanos, serbales, saucos y otros muchos. Precisamente la mala fructificación en el centro y norte de Europa de muchas de las especies de las que se alimenta en la temporada fría podría ser la causa principal del desplazamiento masivo de picogordos hacia el sur y oeste de Europa.

Consumiendo un fruto en el parque José Antonio Labordeta (Zaragoza), 06/12/17
Aprovechando la oportunidad, a principios de diciembre decidí emprender la busca de picogordos dentro de la ciudad, para lo que escogí el Jardín Botánico del parque José Antonio Labordeta pensando en la mayor variedad de frutos apetecibles para los picogordos. Al poco rato un reclamo suave y agudo me puso en guardia, me pareció reconocer una de las voces del picogordo, lo que pude confirmar unos minutos después al localizar uno posado en lo alto de una tuya (Thuja sp.) donde se afanaba en extraer las semillas de una de sus piñas.

Picogordo sobre una sabina albar (Juniperus thurifera). Sierra de Lanaja (Huesca). Diciembre de 2010.
En Aragón el picogordo es una especie principalmente invernante y de paso aunque también nidifica escaso y más o menos disperso, si bien hay zonas como la cuenca del Jalón donde las observaciones parecen acumularse tanto en periodo de cría como en otoño e invierno. 
Dentro de la ciudad de Zaragoza nunca lo había visto hasta el pasado otoño, aunque ya tenía noticia de alguna observación anterior en el mismo Jardín Botánico y lo había visto previamente en los cercanos sotos del Galacho de Juslibol.