miércoles, 17 de julio de 2013

Carriceros

Carricero común

Basta una pequeña faja de carrizo cerca del agua para que el carricero común (Acrocephalus scirpaceus) pueda establecerse y nidificar. Las manchas de carrizal son numerosas en el tramo urbano del Ebro, en el Canal Imperial y en los lagos, balsas y canales del Parque del Agua.
Los carriceros son muy hábiles trepando agarrados a los tallos del carrizo, donde buscan incansablemente mosquitos y otros insectos de los que se alimentan. Aunque pasan la mayor parte del tiempo ocultos en la espesura de vegetación palustre, su canto acelerado, con notas agudas y raspantes, delata su presencia durante la primavera y el verano. 
En este enlace http://ibc.lynxeds.com/video/eurasian-reed-warbler-acrocephalus-scirpaceus/bird-collecting-material-phragmites-nest-buildin puede observarse un ejemplar recogiendo fragmentos de carrizo, cerca del Puente de Hierro, para construir el nido.

Carricero tordal

Notablemente más grande que el común, el carricero tordal (Acrocephalus arundinaceus) comparte el mismo hábitat pero prefiere manchas de carrizal más extensas. Su canto es mucho más potente y cuando se pasan horas junto a un carrizal donde cantan varios de ellos, su voz estridente "trepana" la cabeza de quien le escucha y sigue resonando en ella de forma incontrolada como si se tratase de un éxito del verano. Los carrizales del Ebro junto al Puente de Hierro, y sobre todo los del Parque del Agua, son los mejores sitios de la ciudad para observarlos.
Tanto el carricero común como el tordal se reproducen en Zaragoza. Son especies estivales que llegan en abril y permanecen hasta septiembre.

Carricerín común

Más escaso y difícil de detectar, el carricerín común (Acrocephalus schoenobaenus) solo se observa, también ligado a carrizales, durante los pasos migratorios (marzo-abril y agosto-septiembre), tal como el de la fotografía tomada en abril de 2011 cerca del Puente de Hierro.

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