miércoles, 27 de febrero de 2019

Busardo ratonero: rodenticida de amplio espectro sin contraindicaciones / Common Buzzard / Buse variable

Ratonero posado en un chopo. Ejea de los Caballeros (Zaragoza), diciembre de 2012
El busardo ratonero (Buteo buteo), con alrededor de 50 cm de longitud y 110-130 de envergadura, es una rapaz de tamaño medio relativamente frecuente y fácil de ver en la mayor parte de España.
Aunque está muy ligado a zonas arboladas para nidificar, su hábitat incluye extensiones abiertas y despejadas donde cazar, especialmente tierras de cultivo y pastizales.

Ratonero en busca de topillos (Microtus sp.) en tierras de cultivo. Ejea de los Caballeros (Zaragoza), diciembre de 2016
De cualquier manera, esta especie necesita al menos de un mínimo de arbolado en su territorio, ya que sitúa su nido en árboles de porte mediano o grande, siendo excepcionales los casos en que nidifica en roquedos (al menos en Aragón). La presencia de linderos arbolados, bosques galería y bosquetes dispersos es de suma importancia tanto para los ratoneros como para una gran variedad de especies animales.

Ratonero en vuelo. Juslibol (Zaragoza), diciembre de 2017.
La dieta del ratonero suele estar basada en roedores como los topillos (Microtus sp.), ratas y gazapos allá donde abundan, pero también puede cazar aves de tamaño medio, anfibios, reptiles e incluso invertebrados como las lombrices de tierra, además de consumir carroña en ocasiones.
Debido a su gran eficacia como cazador de topillos, en ocasiones se colocan posaderos (por ejemplo palos con un travesaño horizontal) para favorecer su presencia en cultivos afectados por "plagas de topillos".

Ratonero en un soto ribereño del Ebro en la ciudad de Zaragoza. Enero de 2014.
En Aragón se distribuye de forma bastante general aunque falta de las zonas más deforestadas. En el valle del Ebro se comporta como especie sedentaria presente durante todo el año, pero durante otoño e invierno se detecta un incremento de la población por la llegada de aves procedentes de latitudes más norteñas.
En la ciudad de Zaragoza se observa fundamentalmente en los sotos ribereños con terrenos cultivados próximos, pero también es habitual en algunos descampados periurbanos con abundancia de conejos.